"Sr. Presidente, distinguidos miembros del Consejo,
Es para mí un placer
reunirme con vosotros, para informaros sobre las últimas novedades en la
búsqueda de una solución política y mutuamente aceptable, que prevea la
libre determinación del pueblo del Sahara Occidental, desde la
aprobación de la última Resolución del Consejo, de 24 de abril de 2012.
Después de un período de
reflexión, me embarqué en un viaje largamente esperado, en el Norte de
África, desde el 25 de octubre al 11 de noviembre. Y en mi camino de
vuelta, llevé a cabo consultas en Madrid y en París, desde el 12 al 15
de noviembre. Mi visita a la región tenía tres objetivos: el primero,
evaluar los cinco años de negociación y determinar las razones del
estancamiento; segundo, mirar el horizonte del proceso para ver cómo se
podría modificar a fin de mejorar las perspectivas de futuro; tercero,
medir el impacto de los acontencimientos del Sahel en el asunto del
Sahara Occidental. Más allá de estos objetivos, introduje dos
innovaciones: la primera, me reuní con líderes políticos y
representantes de la sociedad civil, además, de reunirme con los
funcionarios y; la segunda, hice mi primera visita al territorio del
Sahara Occidental propiamente dicho. Los gobiernos de Marruecos,
Argelia, Mauritania y Francia, así como el Frente Polisario y la MINURSO
me han ofrecido su plena cooperación y les doy las gracias por ello.
Agradecimiento especial, también, se merece el gobierno español, que
generosamente me ofreció una aeronave para facilitar mi viaje.
Sin entrar en una descripción detallada de cada parada, permítanme exponeros mis conclusiones e impresiones generales.
Primero.-
En todos los puntos de mi viaje, las respectivas altas autoridades, me
han confirmardo su compromiso de trabajar con la ONU para buscar una
solución política para el estatuto final del Sahara Occidental, y al
mismo tiempo, han reiterado su apego a sus respectivas propuestas. En
Marruecos, el rey Mohamed VI, reafirmó la voluntad de su país de
continuar trabajando conmigo en el marco de su propuesta de autonomía
bajo soberanía marroquí. En Tinduf, el Secretario General del Frente
Polisario, Abdelaziz, reiteró la disposición del Polisario para
intensificar su compromiso con la expectativa de que la solución incluya
un genuino referéndum de autodeterminación. En Argelia, el presidente
Buteflika, declaró, de nuevo, que Argelia no es, ni nunca será, una
parte del conflicto y que, no obstante, sigue dispuesto a acompañar, a
las partes, en la búsqueda de una solución. Dicho esto, Buteflika,
añadió que cualquier acuerdo que no incluya un referéndum genuino no es
una solución en absoluto. En Mauritania, el Primer Ministro, Laghdaf,
reafirmó el deseo de su país de seguir siendo útil en la búsqueda de
solución desde su posición de “neutralidad positiva”.
Segundo.- Al mirar hacia atrás, para
indagar en las razones del persistente estancamiento, resulta evidente
comprobar que la frustración de las partes se había incrementado. Cada
una de las partes atribuye la falta de progreso, no sólo a la negativa
de la otra parte para negociar sobre la base de su propuesta sino, más
específicamente, a la falta de acción decisiva de la Comunidad
Internacional, del Consejo de Seguridad, del Secretario General y del
Enviado Personal. Las partes no aceptan que la responsabilidad
principal, para alcanzar progresos, recaiga sobre las propias partes,
aún en el caso de que la Comunidad Internacional esté dispuesta a
alentar el proceso y a dar ideas.
He insistido
repetidamente en este punto, en todos mis contactos con los partidos
políticos y representantes de la sociedad civil, así como con los
funcionarios, señalando que, desde el momento en que la ONU aborda este
asunto en virtud del Capítulo VI de La Carta y en ausencia de un
consenso internacional, nadie puede imponer nada a las partes y que
depende de ellas, ante todo, encontrar el camino a seguir en el marco
previsto por la mediación de la ONU. Sin embargo, una y otra vez, en
cada parada, se me dijo que la ONU debería tomar esta u aquella medida,
siempre en el sentido de llevar a una de las partes a aceptar la
propuesta presentada por el contrario. En mi papel de mediador, no puedo
ser un defensor de una propuesta concreta. Abogo por el proceso de
negociación.
Tercero.- En aras de buscar la mejor
forma de proceder para alcanzar progresos, los altos funcionarios
comparten mi opinión de que es inútil convocar más reuniones entre las
partes a corto plazo, en ausencia de un cambio en la ecuación. Después
de cuatro rondas de negociaciones oficiales y nueve rondas de
conversaciones informales, celebrar otra reunión sólo haría más notorio
el estancamiento, debilitando aún más la credibilidad del proceso. Con
la perspectiva de preparar futuras reuniones, formales o informales,
propuse a las partes llevar a cabo más consultas con los principales
actores internacionales, seguida de una diplomacia silenciosa con las
partes y los países vecinos. Mis interlocutores han aceptado este
enfoque, pero algunos han advertido que las reuniones periódicas siguen
siendo importantes en el mantenimiento de contactos y reducen al mínimo
el error de cálculo, además de dar evidencias claras de que el proceso
continúa.
Cuarto.- Al examinar el impacto de la
tensión creciente en el Sahel y el peligro que ello supone para todas
las partes, me encontré con que, si bien todos coinciden en que estos
factores aconsejan la pronta solución del conflicto del Sahara
Occidental, nadie parece dispuesto a tomar el primer paso. En cambio, me
encontré con que la reacción común a los acontecimientos del Sahel, ha
sido la de reforzar las defensas locales ante la posibilidad de
desbordamiento del conflicto del Sahel. Por otra parte, se me confirmó
que, en ausencia de un acuerdo, las personas de todas partes de la
región, podrían resultar tentados a unirse a uno u otro de los grupos en
el norte de Mali. En Marruecos, los medios de comunicación seguían
hablando de una conexión entre el Polisario y estos grupos, pero los
funcionarios de alto nivel en Rabat y en Nouakchott fueron claros al
decir que no existe tal vinculación.
Quinto.- Mi visita al Sahara
Occidental, merece una mención especial. Según lo prometido, Marruecos,
en tanto que poder administrativo de facto, ha puesto todas las
facilidades para la visita. Y voy a hacer visitas adicionales en su
debido tiempo. Tuve reuniones con una amplia gama de saharauis,
independentistas y pro-autonomía, así como con las autoridades locales.
Claramente, tenían ganas de hablar conmigo. De hecho, la lista de
aquellos con los que no tuve tiempo de reunirme, supera a la lista de
aquellos con los que me reuní. Todos hablaban con una sinceridad
evidente, pero no debería sorprende que yo fuera incapaz de determinar
de qué lado se inclina la opinión mayoritaria. Todo lo que puedo decir
con seguridad, es que hay portavoces evidentes a ambos lados de la
división política. Los saharauis partidarios de la autonomía ponían
énfasis en el desarrollo de las localidades de El Aaiún y otras bajo
administración marroquí, además de otros beneficios que ven en esta
administración. Los saharauis independentistas ponían de relieve lo que
describen como las tensas relaciones entre la población autóctona
saharaui y los habitantes de Marruecos, las violaciones de los derechos
humanos que ven en la represión policial y en las condiciones de
arresto, detención, juicio y encarcelamiento, la ilegal explotación de
los recursos naturales y la falta de puestos de trabajo. Y,
efectivamente, habían tenido lugar manifestaciones pro independentistas,
con sus consiguientes respuestas por parte de la policía, muy cerca del
lugar donde me encontraba y, también, después de mi visita. En este
sentido me llamó la atención el dato de que no hubiera saharauis
oriundos del lugar, dentro de los efectivos de las fuerzas de seguridad
de El Aaiún y otras partes del Sahara Occidental, sino que procedían de
Marruecos. Durante mi segunda visita a Marruecos, utilicé mis encuentros
con los funcionarios marroquíes para abogar por un cambio en el
equilibrio de esas fuerzas de seguridad entre saharauis y marroquíes y
por mejorar la formación de esas fuerzas en el manejo de las
manifestaciones.
Sexto.- Durante mi visita a los
Campamentos de refugiados, tuve la oportunidad de reunirme con la
organización de mujeres perteneciente al Polisario, con los estudiantes y
con organizaciones juveniles. Los asistentes destacaron la misma
frustración que habían destacado los dirigentes del Polisario en el
pasado. Algunos de los asistentes argumentaron que después de 25 años de
infructuosos esfuerzos de la ONU, había llegado el momento de volver a
la lucha armada. Otros sugirieron que, al no haber podido alcanzar
acuerdo alguno, la ONU, simplemente debe renunciar y retirarse. Mientras
tanto, en Nouakchott, me reuní con algunos críticos del Polisario, que
habían abandonado la Organización y estaban ansiosos por compartir sus
quejas conmigo.
Séptimo.- Me produce consternación la
forma en que ambas partes pretenden utilizar mi visita para sumar
puntos. Mis declaraciones públicas, a menudo han sido censuradas o
exageradas para servir a la agenda de una y otra de las partes. En
Rabat, la TV, ha editado mis observaciones quitando la cita del texto
del Consejo donde dice: “una solución política, mutuamente aceptable que
prevea la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental”. En
Tifariti, donde visité un equipo de la MINURSO, en el lado Este de la
berma, un Jefe militar del Polisario, apareció inesperadamente, tratando
de recibirme haciendo pasar revista a una guardia en mi honor. En los
Campamentos de Refugiados, mis declaraciones ante un grupo de mujeres,
han sido retocadas para añadir una frase, a mi cita, sobre el papel de
la mujer: “La lucha por la liberación del Sahara Occidental”. Yo no he
hecho tal declaración.
Octavo.- Como quiera que en breve, el
Representante Especial del Secretario General, Weisbrod-Weber, os
informará sobre las operaciones de la MINURSO, tengo que aplaudir el
alto grado de profesionalidad y compromiso que observé durante mi visita
a la sede de la MINURSO y en las bases de operaciones en Mahbes y
Tifariti y en mi reunión con el Equipo de Acción contra las Minas de la
ONU. Tanto la MINURSO como la UNMAS necesitan más recursos para poder
desempeñar sus funciones con más detalle. Las unidades de la MINURSO
patrullan un territorio más grande que el del Reino Unido, mientras que
la UNMAS está trabajando en lo que recientemente ha sido considerado
como uno de los lugares más infestado de minas en el mundo.
Más allá de esto quiero
resaltar el respeto dispensado al Representante Especial, tanto en la
MINURSO como por los marroquíes y los saharauis. La suya no es una tarea
fácil. Además de supervisar la MINURSO, es el Representante Especial
del Secretario General para el Sahara Occidental. Como tal, se espera
que proporcione, al Secretario General y al Consejo, una información
independiente sobre el ambiente de trabajo de la MINURSO en el Sahara
Occidental. Este territorio, sigue siendo un territorio no autónomo, por
lo que corresponde a la ONU velar por el bienestar de su población, de
acuerdo al artículo 73 de La Carta, además de reconocer que Marruecos es
la potencia administradora de facto, en la franja situada al oeste de
la berma y, que el Polisario, juega un papel similar en la franja
situada al este de dicha berma. Precisamente, por esta razón, invité al
Representante Especial para que asistiera a todas mis reuniones en el
Sahara Occidental.
Noveno.- En cuanto al programa de
asistencia humanitaria del ACNUR, he escuchado las preocupaciones
debidas a que las contribuciones gubernamentales y privadas, a los
refugiados, han disminuido considerablemente por la crisis económica en
curso. Y me han recordado la urgente necesidad de más ayudas. En cuanto
al censo individual de los refugiados, que se planteó nuevamente en
Rabat, el Polisario y las autoridades argelinas me han dicho que el
ACNUR está satisfecho con las estimaciones, sobre el número de
refugiados, que le han facilitado y que quienes abogan por el censo
individual están motivados por consideraciones políticas. En una reunión
con donantes en Argel, no encontré ningún interés por seguir dando
atención a ese asunto.
Décimo.- En cuanto a las medidas de
fomento de la confianza, ha habido una alabanza universal por el
soberbio trabajo del ACNUR al ampliar las visitas familiares y la
organización de seminarios intra-saharauis, la segunda de la cuales,
centrada en el papel de la mujer en la sociedad saharaui, había tenido
lugar en las Islas Azores, con generosa ayuda del gobierno de Portugal,
en julio de este año. Poco después, tuvo lugar, en Ginebra, un encuentro
sobre el fomento de las medidas de confianza, en el que las partes, los
Estados vecinos y el ACNUR hicieron comentarios sobre su
implementación, en un ambiente muy cordial. Y el único consejo que puedo
dar, si se me pregunta, es el de pensar creativamente acerca de la
posibilidad de expandir las medidas de fomento de la confianza, en
particular más seminarios, más visitas familiares en ocasiones
especiales, y los intercambios juveniles. Saharauis de todas las
tendencias políticas, tanto en el Sahara Occidental como en los
Campamentos, me decían una y otra vez que estaban ansiosos por tener más
contactos a través de la berma. Y se deben encontrar fórmulas para
alentar esto, porque el transcurso del tiempo tiene el potencial de
cambiar la percepción de las cosas, incluso, en ausencia de progresos en
el proceso de las negociaciones. Un obstáculo para ello es la falta de
financiación y, una vez más, instamos a los donantes del pasado y a los
donantes potenciales para que contribuyan, al ACNUR, para hacer que
tales actividades sean posibles.
Undécimo.- En cuanto a la cuestión de
los Derechos Humanos, cada parte ha utilizado mi visita para registrar
quejas sobre las prácticas de la otra parte. Ha habido muchas visitas
relacionadas con los DD.HH en el último año, incluyendo dos Relatores
Especiales que visitaron el Sahara Occidental, pero no los Campamentos
de Refugiados y por lo menos una organización no gubernamental. Además,
la sucursal del Consejo Nacional Marroquí de los DD.HH, de El Aaiún, me
ha dicho que ha recibido un gran número de quejas y ha llevado a cabo
numerosas investigaciones, pero que sigue esperando respuestas de las
autoridades administrativas. Los DD.HH no son parte de mi mandato, pero
mi consejo, si se me solicita, es el de declarar que le corresponde a
este Consejo y al ACNUDH decidir si la información disponible
justificaría su atención y, en tal caso, la mejor manera de hacerlo,
teniendo en cuenta que cualquier aproximación a esta cuestión debe velar
por los derechos humanos, no sólo en el Sahara Occidental sino,
también, en los Campamentos de Refugiados.
Por último quisiera decir
unas palabras sobre el mandato informal que se me ha conferido para
promover la normalización de relaciones entre Argelia y Marrueos. En
Rabat, el rey Mohamed VI, me ha autorizado para llevar un mensaje al
Presidente Buteflika, que, a su vez, me ha autorizado a llevar, de
vuelta, un mensaje de respuesta. Ambos mensajes, confirman el deseo de
los dos Jefes de Estado para continuar el proceso de mejora de
relaciones mediante la ampliación de las visitas ministeriales
bilaterales que habíán sido, previamente, acordadas. Además, ambas
partes han identificado los temas prioritarios que deben abordarse en
una fase termprana. Y voy a seguir promoviendo la participación en estas
cuestiones.
Con respecto a la
cuestión de la Unión del Magreb Árabe y el llamamiento hecho por Túnez
para una pronta cumbre, exploré el avance de la integración regional con
Ben Yahia, Secretario General de la UMA y con los tres Estados miembros
que he visitado. En principio, todos están de acuerdo en que se celebre
la cumbre, pero Argelia advierte que, para asegurar el éxito, hay que
estar bien preparados, a través de una serie de reuniones sectoriales
que están en marcha pero que aún no han concluido. En opinión de
Argelia, celebrar una cumbre sin una adecuada preparación, seguramente,
conduce al fracaso de la misma.
Éstas son , pues, las
principales conclusiones e impresiones que he recogido en mi última gira
por la región y mi primera visita al Sahara Occidental, teniendo en
perspectiva un período de consultas con los principales actores
internacionales, una diplomacia silenciosa con las partes y con los
Estados vecinos y nuevas visitas a la región, incluyendo el Sahara
Occidental para preparar la reanudación de las reuniones directas entre
las partes.
Como dije en Madrid, el
conflicto sobre el estatuto definitivo del Sahara Occidental se ha
prolongado durante demasiado tiempo. Si hay algunos que creen que la
situación es estable y que intentar buscar la paz es arriesgado, creo
que esto es un grave error de cálculo ya que la región está amenazada
por extremistas, terroristas y elementos criminales que operan en el
Sahel. En estas nuevas circunstancias, este conflicto podría, si sigue
sin resolverse, generar una chispa de una renovada violencia y unas
hostilidades que serían trágicas para los pueblos de la región. Debe ser
resuelto y pido a los miembros del Consejo y de la Comunidad
Internacional, en general, a que alienten, a las partes, a entablar
negociaciones serias para ponerle fin al conflicto.
Gracias"
(**). Traducción no autorizada. Por Haddamin Moulud Said. Texto original en inglés.