Hoy nos levantamos con la triste noticia del
fallecimiento de uno de los más grandes hombres, del cual siempre
nos sentiremos orgullosos, y en mi caso particularmente honrada por haberle
conocido. Descanse en paz querido y entrañable Jalil Sidemhamed.
Tuve la suerte de haberle tratado en persona y como profesional cuando era el gobernador de mi wilaya El Aaiún y en varias ocasiones y también cuando fue Ministro de Educación.
Hoy decimos adios a un hombre del que destacaría muchas cosas, pero por encima de todo su inteligencia. Abnegado, cercano y sencillo hasta el extremo de que su seña de identidad en nuestra wilaya fueron sus inconfudibles chanclas de plástico cada una de un color.
En aquellos difíciles, los primeros años de los Campamentos, Jalil entraba a las jaimas sin distinción y con su amable y generosa sonrisa devolvía a todos la vida y la tranquilidad arrebatadas por la guerra.
Cuando fue Ministro de Educación visitó Cuba en varias ocasiones, durante las cuales le acompañé como traductora. Jalil era un hombre de profunda sabiduría profesional y popular, y de una paciencia infinita y eso era la esencia de su gran carisma. No olvidaremos todo lo que hizo por los estudiantes en tiempos tan difíciles como los primeros años del "Peridodo Especial" en Cuba.
Mi más sentido pésame a su familia, amigos y al pueblo saharaui en general que pierde a uno de sus mejores hijos, que se había entregado a esta causa con amor y la profunda convicción de que un futuro mejor y una vida en libertad son posibles para todos los saharauis.
Gracias Jalil, y hasta siempre.
Lehdía Mohamed Dafa
Tuve la suerte de haberle tratado en persona y como profesional cuando era el gobernador de mi wilaya El Aaiún y en varias ocasiones y también cuando fue Ministro de Educación.
Hoy decimos adios a un hombre del que destacaría muchas cosas, pero por encima de todo su inteligencia. Abnegado, cercano y sencillo hasta el extremo de que su seña de identidad en nuestra wilaya fueron sus inconfudibles chanclas de plástico cada una de un color.
En aquellos difíciles, los primeros años de los Campamentos, Jalil entraba a las jaimas sin distinción y con su amable y generosa sonrisa devolvía a todos la vida y la tranquilidad arrebatadas por la guerra.
Cuando fue Ministro de Educación visitó Cuba en varias ocasiones, durante las cuales le acompañé como traductora. Jalil era un hombre de profunda sabiduría profesional y popular, y de una paciencia infinita y eso era la esencia de su gran carisma. No olvidaremos todo lo que hizo por los estudiantes en tiempos tan difíciles como los primeros años del "Peridodo Especial" en Cuba.
Mi más sentido pésame a su familia, amigos y al pueblo saharaui en general que pierde a uno de sus mejores hijos, que se había entregado a esta causa con amor y la profunda convicción de que un futuro mejor y una vida en libertad son posibles para todos los saharauis.
Gracias Jalil, y hasta siempre.
Lehdía Mohamed Dafa