Encuesta Nutricional y de Seguridad Alimentaria en los Campamentos de Refugiados Saharauis en Tindouf
5 Discusión y recomendaciones
5.1.1 Condiciones demográficas y de vida
215 familias fueron seleccionadas para la encuesta. Las familias tenían un tamaño medio de 18 personas, mucho más grande de lo que se esperaba. El número medio de mujeres en edad fértil y de niños en las casas era de 5 en ambos grupos. También estos números eran sorprendentemente altos, y se deberían tener en cuenta para próximos procesos de muestreo.
El cabeza de familia fue siempre una mujer (a excepción de un caso), de más de 40 años y con un bajo nivel de estudios. Entre las mujeres seleccionadas para la encuesta la tasa de alfabetización era mejor: un 71 % de las mujeres dijo saber leer y escribir, aunque sólo un 53
% había terminado la escuela primaria. Estos datos sobre analfabetismo son importantes a tener en cuenta para preparar futuras campañas de información nutricional y de salud.
La mayoría de las casas estaban hechas de ladrillo y tienda y un 84% tenía baño, el resto,
utilizaba el desierto, la mayoría en Dajla. Aunque el jabón se distribuye en la ración, el 85 %
de las cabezas de familia dijo utilizar el jabón sólo a veces ya que en la ración no hay
suficiente y es demasiado caro para comprarlo. Sólo la mitad de las familias lavaban los
depósitos de agua una vez al mes. Esta situación es mala y es importante la distribución de
materia e información para que la gente pueda practicar y mejorar los hábitos de higiene.
Debido a limitaciones de la metodología no fue fácil determinar pautas de ingresos y gastos.
No obstante, de los que si contestaron las preguntas quedó claro que la principal fuente de
ingresos eran los ahorros. La mayoría de gastos de las familias eran para ropa y comida. Los análisis mostraron que los productos más frecuentemente adquiridos en los campamentos eran carne, té, tomates, cereales, pescado en lata y cebollas. El gasto medio en productos de alimentación y en ropa el mes anterior a la encuesta era de 232 y 236 DA respectivamente.
5.1.2 Seguridad alimentaria familiar e ingesta dietética individual
Los refugiados dependen de la ayuda alimentaria y en el momento de la encuesta, ésta era
irregular e insuficiente. La ración que el PMA/WFP distribuyó durante el último año consistía
en harina de trigo, arroz, legumbres, azúcar y alimentos enriquecidos como el WSB para los
niños y galletas fortificadas para los niños en edad escolar. ACNUR distribuía también
levadura y té y ECHO y otras organizaciones distribuían, pasta, atún, patata, cebolla,
zanahoria y fruta. Durante y después del Ramadán también hubo distribuciones de dátiles y de carne de camello. Las cantidades han ido variando: algunos meses no había arroz, o llegaban medias raciones de harina, o llegaba la harina pero no la levadura, o no había aceite, o llegaban lentejas de mala calidad, etc. Los refugiados nunca podían saber cual sería la situación de la comida la semana o el mes siguiente.
El 43 % de las familias dijo tener ganado y el 42 % de éstos dijo tener de 1 a 2 cabra/oveja.
Más de la mitad de las mujeres y los niños habían bebido leche de producción local. Muy
pocas familias poseían huerto.
El BCA a nivel familiar mostró que el 15 % de las familias tienen un consumo pobre. Las
estrategias más comunes y frecuentemente utilizadas por las familias en los campamentos
eran limitar las porciones de comida, reducir las porciones de los adultos en beneficio de los
niños y contar con la comida más barata o menos preferida. Alrededor de un 60 % de las
familias entrevistadas dijo utilizar estas técnicas casi a diario.
A nivel individual, el 42 % de los niños había comido de 4 o menos de los 11 grupos
preguntados, y el 45 % de las mujeres había comido de un máximo de 5. Los grupos de
59 alimentos consumidos provenían de una dieta básica como cereales, lentejas, aceite, cebollas y patatas. Todos los alimentos provenían de las raciones distribuidas, y, aunque los refugiados reciben ahora también algunas frutas y verduras, no son suficientes para salir del estatus de ingesta dietética pobre
Recomendaciones
La distribución de comida fresca es un desarrollo positivo y debería ser mantenido lo máximo
posible. También la “pipeline” de comida seca debería mantenerse siempre llena, para evitar
rupturas de stock siempre que fuera posible.
Como se recomendó ya en JAM 2007 un stock de seguridad de comida para 3 meses debería ser reestablecido.
5.1.3 Niños
La prevalencia de desnutrición aguda global (MAG Z-scores) aumentó des de un 8 % en 2005 a un 19 % en esta encuesta de 2008 (referencias NCHS 1977) siendo 18 % de acuerdo con los nuevos estándares de WHO 2005. La desnutrición aguda severa (MAS Z-scores) aumentó de un 2 a un 3 % (referencias NCHS 1977) siendo 5 % de acuerdo con los nuevos estándares de WHO 2005. Cuando se usa el MUAC, las prevalencias de MAS y MAG son 0,7 % y 7,1 % respectivamente. Las autoridades Saharauis y MdM han empezado ya a tratar los casos de desnutrición aguda severa. Lo hacen utilizando un enfoque CTC integrado en el existente sistema de salud (dispensarios), donde la actividad principal está enfocada en encontrar, diagnosticar y tratar con Plumpynut a los niños con desnutrición aguda severa.
Uno de los problemas que las autoridades encontraron fue definir los criterios para
diagnosticar a un niño desnutrido, debido a las diferencias en las prevalencias.
Las actividades de CTC utilizan el criterio de admisión de MUAC <11cm, pero las
autoridades han decido que deberían cambiar este criterio por el de <-3 Z scores cuando
termine la primera fase.
La encuesta reveló que los niños más jóvenes son los más afectados por la desnutrición aguda, mientras que los más mayores están más afectados por la crónica. Aunque común, esto es un problema. Para tratar la desnutrición aguda es importante empezar tan pronto como se diagnostique la condición y antes de que ésta se convierta en severa. La edad no es un condicionante en este tratamiento. Para la desnutrición crónica también es importante
empezar el tratamiento en seguida que se diagnostique, pero algunas investigaciones16 han
revelado que después de los 2 o 3 años, la desnutrición crónica es difícil de curar y que el
aumento rápido de peso en niños que sufren esta condición puede aumentar el riesgo de
enfermedades como la diabetes de tipo 2 o enfermedades cardiovasculares en su vida adulta.
Pero tanto la desnutrición aguda como la crónica pueden ser prevenidas y para eso importante continuar alimentándolos con alimentos fortificados como el WSB. Mientras haya niños que sufran de desnutrición crónica, éstos deben ser tratados y seguidos.
16 Maternal and child undernutrition: consequences for adult health and human capital (Desnutrición materna e infantil Consecuencias en la salud adulta y el capital humano); G Victora, Linda Adair, Caroline Fall, Pedro C
Hallal, Reynaldo Martorell, Linda Richter, Harshpal Singh Sachdev, para el grupo de estudio de la desnutrición materna e infantil. Lancet 2008; 371: 340–57 60
La anemia en los niños se redujo de un 68 % a un 62 % des de 2005 aunque continúa siendo alta. Los niños más jóvenes (de 6 a 30 meses) continúan siendo los más afectados. Según WHO/ OMS (2001) se considera un problema significativo de salud pública, cuando en un población hay más de una 40 % de prevalencia de anemia. En los niños saharauis de de 2 a 2 años y medio de edad, la prevalencia encontrada fue del 80 %. Este hecho no es sorprendente y probablemente puede explicarse por la baja calidad de la alimentación complementaria y las prácticas alimentarias. Entre los distintos campamentos también se encontraron diferencias:
Smara tenía una prevalencia significativamente más baja de anemia severa y moderada que
los otros campamentos (aunque continuaba siendo alta, 44 %). El calcio puede inhibir la
absorción del hierro y en 2007 se analizó el contenido del agua de bebida en calcio, entre
otros17. Todas las fuentes de agua poseían niveles de calcio superiores a las recomendaciones argelinas de 200 mg/L. Aunque el agua de Smara tenía menos calcio que las demás, esta diferencia no es suficiente para explicar porque los niños de Samara tienen menos anemia que en otros campamentos.
Las principales causas de desnutrición encontrada fueron una ingesta alimenticia inadecuada y diarrea.
Las razones para una ingesta nutricional pobre fueron tanto la falta de variedad como las
cantidades. Sabemos que durante los dos últimos años ha habido roturas de “pipeline” y
disputas sobre el número de beneficiarios y esto ha afectado el aprovisionamiento de comida
en los campamentos de refugiados. Cuando el 90 % de los niños sólo ha comido dos o menos comidas el día anterior, y esas pocas comidas han resultado afectar de manera negativa a tanto a desnutrición aguda como la crónica y la anemia, está claro que la falta de comida es una causa mayor del aumento de las tasas de desnutrición. Pero el interés hacia las prácticas alimenticias también debería tomarse en serio. La población debería ser informada de lo importante que es alimentar al niño a menudo. Por lo que es importante que en futuro, la comida sea distribuida regularmente y en las cantidades correctas y que se continúe dando información sobre las prácticas alimenticias en los niños.
También se vio que la diarrea afectaba de manera negativa al estado nutricional. Mejorar la
higiene para prevenir casos de diarrea, es una manera efectiva de mejorar la salud infantil.
Recomendaciones
El consejo para prevenir la desnutrición y la anemia es darles a los niños una dieta variada
formada por diferentes tipos de cereales, leche y productos derivados de la leche, verduras,
fruta, carne, huevos y aceite. Si la diversificación de la dieta no fuera suficiente para prevenir
la desnutrición y la anemia, se deberían proporcionar alimentos fortificados como el WSB a
todos los niños hasta 3 o 5 años (distribución global) dependiendo de sus recursos. Aunque no se encontraron efectos negativos del té sobre la anemia o ningún de los otros indicadores, los niños no deberían tomar demasiado té o refrescos, chocolate, caramelos o otros dulces porque podría sustituir otras comidas saludables y podría dar también problemas de sobrepeso.
También se deberían tomar acciones para la prevención de la diarrea enfocadas especialmente en las fuentes de contaminación, especialmente para asegurar la comida y el agua para beber.
Los dispensarios que hay en los campamentos se utilizan tanto para el control de las madres
como de los niños (MdM), para el control de crecimiento y vacunación (Niño sano) y para el
tratamiento de la desnutrición severa (MdM) y moderada (WFP). El trabajo se ha reforzado
incorporando nutricionistas técnicos18 y esto debe continuar. No todos los dispensarios tienen 17 MSS-Saharaui/NCA/AUC (marzo 2008). Prevalencia de bocio y evaluación de la ingesta dietética entre los refugiados saharauis en los campamentos de Tindouf, Argelia
18 Formados por NCA para trabajar en el programa de nutrición a nivel de hospitales
61 el mismo nivel de calidad y es muy importante tanto la continuación como la mejora del
trabajo. El trabajo en los dispensarios se debería ampliar hasta cubrir también la prevención
de la desnutrición y dando educación nutricional y higiénico-sanitaria. La necesidad de
formación a distintos niveles de todo el personal de los dispensarios es algo que se tiene que tener en cuenta cuando se desarrolle el Programa Nutricional Nacional Saharaui. Las
actividades de formación diseñadas para las madres deberían ser revisadas y reforzadas,
particularmente aquellas relacionadas con las practicas de alimentación e higiene (por
ejemplo, lactancia materna exclusiva, alimentación complementaria, lavado de manos antes
de comer, etc.)
5.1.4 Mujeres
Aunque algunos mensajes como la duración de la lactancia materna o la iniciación de ésta
después del parto parecen haber calado en las mujeres y son ya una práctica común entre las mujeres saharauis, hay evidencias claras de que es necesaria más educación nutricional.
Algunos ejemplos son que la mayoría de mujeres dijo haber comido menos de lo habitual
durante el embarazo o que los niños sólo comían dos veces al día.
La anemia en las mujeres es un problema persistente y la encuesta reveló que los grupos más vulnerables eran: el grupo de edad entre 20 y 40 años, las mujeres embarazadas y las que daban el pecho. La encuesta también señaló que era importante la edad del último hijo,
indicando que el espacio entre los nacimientos era relevante. Las actividades que vayan a ser dirigidas a estos grupos, deberían tener en cuenta que una de las razones de la anemia era que las mujeres no comían de manera adecuada ni en cuanto a cantidad ni a calidad.
Recomendaciones
En vista de los resultados, hay una necesidad clara de encontrar una estrategia para luchar
contra la anemia Para tratar la anemia es necesario dar suplementos de hierro a todas las
mujeres en edad fértil y, particularmente las mujeres embarazados o que estén amamantando, deben saber lo importante y seria que es la situación. También es muy importante la disponibilidad de carne, que contiene hierro, lo que afecta de manera directa a la hemoglobina; fruta, zumo y verduras que contengan vitamina C, que ayuda a la absorción de hierro de los otros alimentos. También el pescado (en lata o fresco) ayuda en la absorción de hierro. Los alimentos fortificados también contienen hierro y son especialmente buenos para la prevención de la anemia. Dar suplementos de hierro, a la vez que productos alimentarios que fomenten la absorción del hierro y la educación nutricional y sanitaria debería ser una de las estrategias para combatir la anemia tanto en las mujeres como en los niños.
El sobrepeso y la obesidad también son problemas a tener en cuenta debido a sus
implicaciones para la salud y se debería hacer sensibilización en este aspecto. Además,
debería considerarse en la estrategia nutricional.
Varias ONGs ya agencias tienen sus proyectos y sus planes funcionando. Hay una necesidad urgente para definir una estrategia conjunta para abordar el problema recurrente de la desnutrición tanto en las mujeres como en los niños de los campamentos.
Se necesita un Programa Nutricional Nacional Saharaui donde todas las agencias tengan
objetivos, estrategias, resultados e indicadores comunes. La formación e implementación de
esta estrategia global debe ser coordinadora por el Ministerio de Sanidad.
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