Entrevista publicada en "medicosypacientes.com" el 20 de julio de 2012
A
través de esta entrevista se ofrece el testimonio de dos médicos, los
Dres. Rebeca Atienza y Jesús Alonso Cabello, oftalmóloga y
anestesiólogo, respectivamente, que participan en el proyecto "Ojos del
Sáhara" de la organización Ojos del mundo, cuya misión es erradicar la
ceguera evitable, siguiendo los objetivos del "Visión 2020", un plan
mundial para erradicar la ceguera evitable antes del año.
-¿Qué os llevó a involucraros en este proyecto?
R.A: Desde que empecé la carrera se me despertó el
interés en la cooperación. Siempre he pensado que los que estudiamos
medicina, la gran mayoría lo hacemos por vocación y no por la
retribución económica. Aunque tenía mucho interés en la cooperación
mientras estudiaba no sabía bien como podía ser de utilidad sin todavía
experiencia; Tuvieron que pasar muchos años hasta que habiendo terminado
la especialidad de oftalmología y estando cursando un máster en
segmento anterior en el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) tuve la
oportunidad de colaborar con Ojos del mundo recomendada por la
Dra. Nieto, mi tutora y una de las fundadoras del proyecto del Sáhara, a
la que siempre estaré agradecida por sus sabias lecciones y la gran
oportunidad que me brindó de vivir esta experiencia única.
J.A: Simplemente la necesidad de ayudar a gente que no
tiene la facilidad de atención sanitaria que podemos tener en países
desarrollados. Además, se trata de un pueblo que vive (o sobrevive) como
refugiado, por lo que sus necesidades son aún mayores.
-¿Cuál es la situación en la Región del Sáhara donde trabaja Ojos del mundo?
R.A: Es una región del desierto argelino cerca de la
ciudad de Tindouf donde viven aproximadamente 30.000 refugiados
saharauis, la mayoría mujeres, niños y ancianos que se agrupan en
Wilayas, desde que se produjera el conflicto hace ya más de treinta
años. Es un campamento de refugiados en pleno desierto argelino, donde
ellos viven en condiciones higiénico-sanitarias deficitarias y la
atención sanitaria depende exclusivamente de la ayuda exterior.
J.A: Son saharauis, un pueblo del oeste del Sáhara que
desde el fin del franquismo fueron expulsados de su tierra y viven al
sur de Argelia, en una zona yerma y sin recursos, cerca de una ciudad
militar llamada Tindouf. Ese terreno les fue cedido por el gobierno
argelino, pero viven bajo la condición de refugiados políticos, y
dependen absolutamente de la ayuda humanitaria. Entrevistadora ¿Podrías comentar algo de cómo esto influye en el acceso a la salud de la población? Pues
como es de imaginar, la atención es escasa, los medios y los recursos
para ello son muy precarios, las condiciones orográficas y climáticas
son muy hostiles, los medios de transporte para desplazarse al hospital
son inexistentes. Todo conforma un conjunto que dificulta mucho el
acceso de la población a la atención sanitaria.
-¿Cuál es la labor de la organización Ojos del mundo en la zona?
R.A: La misión que perseguimos es erradicar la ceguera
evitable, siguiendo los objetivos del Visión 2020 que es un plan mundial
para erradicar la ceguera evitable antes del año 2020. En el 2001, Ojos del mundo
realizó la primera comisión médico-quirúrgica a los campamentos de
refugiados de Tindouf y actualmente se cuenta con una red de
oftalmología apoyada por el ministerio de salud de la RASD. Dicha red
oftalmológica está liderada por un óptico, D. Hamudi Motjar y cuenta con
un equipo de ópticos locales que trabajan en los diferentes centros de
las wilayas, algunos de las cuales incluso cuentan con talleres para la
realización de gafas en terreno.
Con el objetivo de promover la formación de nuevos ópticos se ha puesto
en marcha recientemente una escuela de óptica en Dajla, donde se
formará nuevos ópticos/ópticas locales.
Además de Ojos del mundo existen otras organizaciones
oftalmológicas que trabajan en terreno, integradas en dicha red
oftalmológica en las que destaca la labor de la organización Médicos Mundi, con el Dr. Pellicer, que tiene una amplia experiencia trabajando en los campamentos.
Nuestra misión en los campamentos es erradicar la prevalencia de la
ceguera evitable, en primer lugar prestando asistencia oftalmológica de
calidad a la población, en segundo lugar formando el personal local y
por último, y no por ello menos importante, haciendo sensibilización de
la población con el fin de de prevenir dichas patologías.
J.A: La formación de población autóctona en enfermería y
óptica principalmente, y luego la realización de comisiones
médico-quirúrgicas (aproximadamente dos al año) para realizar
intervenciones a los afectados por enfermedades oculares operables.
También se incide en la prevención de dichas enfermedades y se realiza
un seguimiento de los enfermos operados, primero por los oftalmólogos
que trabajan en campo, y posteriormente por los propios saharauis que
han sido formados para ello.
Entrevistadora ¿Qué queda cuando las comisiones –quirúrgicas se retiran de terreno? Pues
sobre todo los proyectos de formación de personal saharaui, prevención
de salud oftalmológica, el mantenimiento de las ópticas y la evaluación
de pacientes potencialmente operables.
-¿Cuáles son las principales causas de los problemas oculares en el Sáhara según vuestra experiencia?
R.A: La mayoría de las causas que producen ceguera en
estos países son evitables, tienen solución. Aunque parezca mentira
estas personas están legalmente ciegas por falta de gafas, como es el
caso de la ambliopía infantil, por una catarata que es operable o por
una infección como es el tracoma que puede prevenirse y tratarse con
antibióticos.
En 2008 se comenzó un estudio de prevalencia, que finalizó en el 2010,
acerca de las patologías oculares más frecuentes en la población mayor
de 40 años. Las causas más frecuentes de disminución importante de la
visión fueron los defectos refractivos, no corregidos mediante gafas y
en segundo lugar la catarata. Más de un 20 % de los casos tenían una
catarata que les provocaba una disminución importante de la visión y por
tanto les impedía hacer vida normal.
J.A: El clima, la escasez de gafas de sol, el mal
control de enfermedades predisponentes (por ejemplo, diabetes) y la
difícil accesibilidad a la atención sanitaria.
-¿Dónde están los profesionales sanitarios de la Región? ¿Cuál
es el protocolo de trabajo previo a viajar a terreno? (formación,
diagnósticos necesidades, equipamiento)
R.A: Rabuni es el centro donde se encuentra el hospital
que realiza la mayor parte de la actividad quirúrgica. Existe un
hospital militar en Bol.la pero menos accesible para la población. La
mayoría del personal sanitario, médicos y enfermeras desarrolla su labor
en Rabuni. En cada wilaya existe un dispensario médico y una óptica
donde el servicio de oftalmología tiene dos ópticos a cargo. Las ópticas
están dotadas de una unidad de exploración ocular básica, denominada
lámpara de hendidura, algunas con tonometría (medida de la presión
intraocular). En algunas ópticas como es el caso de Aaiún, Rabuni y
Dajla hay instalado un taller equipado para tallar y montar gafas.
El problema que existe en el desierto es que debido a las condiciones
medioambientales extremas y la arena, los equipos se dañan
frecuentemente, con lo que es necesario que se desplace un técnico de
manera periódica para revisarlos.
Los ópticos realizan una gran labor en oftalmología ya que al no contar
con un oftalmólogo residente en los campamentos, ellos se encargan, no
sólo de graduar sino de atender los problemas de salud ocular diarios y
de derivar a los pacientes que requieren una consulta especializada o
una cirugía de catarata para la comisión.
Además los colegios cuentan con enfermeras formadas hace 2 años que se
encargan de detectar muchos problemas de visión en los escolares, que
mediante el uso de gafas puede evitarse. Por ejemplo, el desarrollo de
una ambliopía (ojo vago) en el adulto.
J.A: Creo, puesto que sólo he viajado hasta ahora una
vez, que se formó a un saharaui como oftalmólogo que viaja varias veces
al año a Rabuni para intentar paliar las necesidades de la región, en la
medida de sus posibilidades. El resto de los profesionales que allí se
encuentran, en relación con la oftalmología, son ópticos y enfermeros
que realizan una labor excepcional.
En cuanto al protocolo de trabajo, Ojos del mundo nos envió un
dossier explicando la historia, la cultura, la distribución de los
campamentos o wilayas, el lugar donde residiríamos durante nuestra
estancia, cuál sería nuestro trabajo, etc. Además se hace una reunión de
todo el equipo que viaja a terreno para elaborar un plan de trabajo y
organización del mismo.
-¿En qué consiste vuestro trabajo allí?
R.A: Nosotros, como comisión médico-quirúrgica, nos
desplazamos como mínimo una vez al año por un tiempo de dos semanas en
las que se realizan, en promedio, más de 100 intervenciones quirúrgicas y
500 consultas. El equipo está formado por un oftalmólogo, el
responsable de óptica y un técnico.
En las consultas además se dispensa medicación. Se detectan y controlan
muchos casos de tracoma y glaucoma. Los pacientes con tienen cataratas,
que deben intervenirse quirúrgicamente se registran y quedan pendientes
de intervención si no en la actual, en la próxima comisión, ya sea de Ojos del mundo o Medicusmundi.
En mi caso como supervisora médica del proyecto desde el 2010, me
encargo, además, de hacer los controles postoperatorios de todos los
operados de la comisión finalizada así como de revisar a los que se
intervinieron el año anterior, por lo que me suelo desplazar por más
tiempo. En las revisiones de los pacientes intervenidos, se toma la visión y
yo personalmente, me encargo de hacer un informe que recoja datos
estadísticos de la comisión, con los casos de mejoría de la visión, el
porcentaje de complicaciones, entre otros. Es un control de calidad de
nuestro trabajo quirúrgico en terreno.
J.A: En mi caso, al ser anestesiólogo, me encargaba
cada día de ver a los pacientes que iban a ser intervenidos, les hacía
una pequeña anamnesis y luego realizaba la anestesia más indicada
dependiendo del tipo de paciente y la cirugía a realizar.
La petición de pruebas complementarias se reducía a una glucemia (puesto
que el control de la glucemia debido a hábitos alimenticios es muy
deficiente) y un EKG en caso de anestesia general. Como en la gran
mayoría de los casos se trataba de cataratas, con una anestesia
regional era suficiente (bloqueo retro/peribulbar). Solo en un par de
casos se precisó anestesia general. Al día siguiente les hacía una
pequeña entrevista para ver cómo se encontraban antes de que se fueran
dados de alta.
-¿Qué requisitos y formación debe tener un profesional médico que interviene en proyectos de este tipo?
R.A: En mi opinión hay dos requisitos indispensables, uno es la motivación y otro la experiencia.
Por un lado es básico que el oftalmólogo voluntario tenga una amplia
experiencia en la cirugía de la catarata ya que se dan muchos casos de
alta complejidad, cataratas muy duras, con mala dilatación pupilar y con
opacidades corneales del sol que dificultan mucho la cirugía. Todo esto
unido a la limitación de medios adecuados para intervenir, hace que en
las operaciones, la que la pericia del cirujano sea determinante.
Por otro lado, también es importantísimo estar motivado, porque las
condiciones de trabajo son extremadamente duras. Las herramientas
tecnológicas de las que con la que se trabaja son muy básicas y se
requiere mucha voluntad y paciencia por parte del profesional, para no
desanimarse si se va la luz operando porque el generador del hospital
está sobrecargado, si deja de funcionar el aparato de ultrasonidos, se
estropea el instrumental, hay algún imprevisto, cosa que siempre
acompaña a cada comisión y que hay que tratar de superar con buen
talante. Es por este motivo por el cual, la motivación y el buen
ambiente de trabajo resultan indispensables para que la comisión fluya
con buenos resultados, como se persigue.
J.A: Se debe saber dónde se va, las condiciones que se
van a encontrar allí, y sobre todo creo que hay que hacerlo con todo el
amor posible. La formación debe ser correcta en el plano profesional,
con unos conocimientos y habilidades necesarias para realizar el
trabajo, pero también ha de ser sólida en el plano emocional y/o
psicológico, puesto que los medios son precarios, así como las
instalaciones, y los dramas sociales que escuchas son tremendos.
Trabajas muchas horas al día puesto que has de aprovechar la corta
estancia allí, unas dos semanas en mi caso, para realizar el mayor
trabajo posible. Considero que esto hay que hacerlo con la mejor de tus
sonrisas, puesto que además el amor que ellos transmiten hacia ti es
increíble.
-¿Cómo se adquiere esa formación?. ¿Es necesario fomentar políticas de formación desde la universidad?
R.A: Creo que la formación de médicos cooperantes
podría tener cabida en la universidad pero que la experiencia en terreno
es fundamental para la formación.
J.A: Esa formación es de cada uno, vivimos en una
sociedad, la nuestra, que ha perdido muchos valores, se fomenta mucho la
competitividad, la agresividad, el destacar por encima de los demás,
también en la universidad.
Es difícil encontrar una formación académica complementada con un
crecimiento en el plano psicológico, aunque a título individual te lo
pueda transmitir algún profesor, individualmente.
Creo que nuestra profesión debería ser de las que más deberían hacerlo,
pero aunque parezca extraño, es difícil a veces encontrar una verdadera
vocación en la práctica médica. El propio sistema en que vivimos se ha
encargado de que estemos satisfechos con nuestro salario privilegiado y
nos ocupemos exclusivamente de nosotros mismos, y eso es muy triste.
-¿Consideráis que hay componentes sociales y culturales
incidiendo en la salud de la población? Y el papel de la mujer y la
salud, ¿tiene alguna correlación?
R.A: Absolutamente, si, existen unos condicionantes
culturales y de género. En muchos países la accesibilidad de la mujer a
la salud es más limitada que la del hombre, a pesar de que intervenir
una catarata y devolver así la visión a una mujer es más coste eficaz
tal como recogen los estudios del Visión 2020. Esta situación de desigualdad quedó constatada en un estudio de género promovido por la fundación en el 2010.
J.A: Lógicamente los hay, como he dicho antes, el
clima, los hábitos alimenticios, la desnutrición, la inaccesibilidad a
la atención sanitaria. En mi caso me llamó mucho la atención la gran
cantidad de azúcar que ingieren al día, principalmente con el té, lo que
provoca una gran incidencia de diabetes en la población, la mayoría
desconocida, y por tanto, descontrolada, dando lugar a gran número de
enfermedades.
En el caso de la mujer, sigue habiendo menos mujeres que acuden a
operarse, probablemente por cuestiones culturales y/o religiosas, que
obviamente habría que valorar. ¿Podrías especificar alguna?
La mujer saharaui es un pilar fundamental de la estructura familiar,
pero aún existen hábitos culturales, derivados de una interpretación
radical del islam, que hacen que su papel siga estando por debajo del
hombre en muchos aspectos.
-¿Hay evaluación posterior y/o seguimiento de los pacientes
intervenidos?. ¿Se están viendo mejoras en la educación en salud de año
en año?
R.A: Si, hemos hecho muchas mejoras en el seguimiento
de los pacientes instaurando las revisiones de los pacientes del año
anterior. De esta forma, podemos captar pacientes operados que no ven
bien, debido a que precisan de un láser para limpiar opacidades de las
lentes intraoculares, por ejemplo el láser Yag, del que disponemos en terreno, o sencillamente porque tienen que hacerse gafas porque aun no han pasado por la óptica.
Otra mejora muy importante, de la que estamos muy orgullosos, es el proyecto de la Escuela de Óptica de Dajla,
promovido por nuestra responsable en óptica Sandra Barroso. Este
proyecto posibilita la formación de nuevos ópticos, lo que contribuye a
cubrir las necesidades de la población y hacerles más autosuficientes.
El año pasado tuve la oportunidad de visitar la escuela, y me sorprendió
ver el alto número de chicas que se habían apuntado para la formación,
en contraste con la plantilla actual de ópticos que son todos hombres.
J.A: Como he comentado antes, se realiza un seguimiento
a corto plazo por los propios oftalmólogos de campo que viajan a las
comisiones, y luego posteriormente por los propios ópticos saharauis,
formados específicamente para ello y con una predisposición al trabajo
excelente. La mejora en la salud es evidente, pero sigue siendo muy
difícil concienciar a la población en la prevención, y en modificar
determinados hábitos de vida culturales.
-¿Cuál ha sido el mayor reto hasta ahora, tanto a nivel organizacional cómo personal?
R.A: El mayor reto ahora mismo es hacer frente a la
situación económica y la consecuente alarma social, para que repercusión
en los proyectos de cooperación sea la menor posible.
Por poner un ejemplo, si habitualmente se venían realizando como mínimo
dos o tres comisiones por año, este año, debido a los problemas de
financiación pública del proyecto del Sáhara se ha tenido que suspender
la comisión de adultos que estaba prevista para octubre.
Además está el tema de la seguridad, el año pasado fueron secuestrados
tres cooperantes en el protocolo de Rabuni, una zona que se creía
segura, hasta ahora.
J.A: Para mi viajar hasta allí y hacer las cosas lo
mejor posible. En los años siguientes intentaré volver a ir con la
comisión e intentar hacer un proyecto de formación en conocimientos de
habilidades básicas en anestesia para formar a la población autóctona.
-¿Cuáles son los próximos pasos desde la organización Ojos del mundo? y ¿a nivel personal?
R.A: Tratar de sobrevivir la crisis económica y buscar
otras fuentes de financiación ya que la ayuda pública se ha mermado
bastante. A nivel personal sacar adelante el proyecto Ojos del Sáhara.
J.A: Pues la verdad es que esa pregunta no te la puedo
responder muy bien, puesto que soy simplemente voluntario con una
experiencia de un año, pero creo que el objetivo de toda organización es
dejar de ser útil, es decir, todo proyecto va encaminado hacia la meta
de la autosuficiencia, formar y dar herramientas útiles a la población,
que les permita ser independientes a la hora de realizar estos mismos
proyectos en un futuro, y con similares resultados.
El hecho de que se sea un pueblo refugiado añade más dificultad si cabe a
este objetivo, pero es una meta que debe obligarte a esforzarte y
superarte cada día para lograrlo.
-¿Alguna lección aprendida que queráis compartir?
R.A: La cooperación cobra más sentido en tanto en
cuanto el personal local y las instituciones se implican y los proyectos
se hacen más sostenibles, sin ellos la ayuda unilateral no permanece.
J.A: Es un trabajo muy bonito y muy humano, y
probablemente tú les ayudes a ellos, pero el regalo que te dan ellos a
ti, lo que te llevas tú es seguramente mucho mayor. Una cosa más, cuanto
menos tienes, más generoso eres y menos necesitas.
-¿Qué le solicitaríais a la Fundación? ¿Qué consideráis que es prioritario trabajar desde la misma?
R.A: Dos cosas, por un lado formación específica para
el desarrollo de actividades en terreno para el personal que quiere
comenzar a trabajar en cooperación y por otro lado, aunque sé que lo
hacéis, también me parece muy interesante la coordinación entre gestión d
médicos interesados y proyectos q precisan voluntarios. A pesar de que
pueda parecer fácil, nosotros hemos tenido serios problemas para
encontrar médicos para algunas comisiones.
Dra. Rebeca Atienza, Licenciada en Medicina por la
Universidad del País Vasco. Especializada en oftalmología por la
Universidad de Barcelona en el Hospital Clinic y Master de Segmento
Anterior en el Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona. Experiencia en cooperación: ONG Ojos del mundo desde el año 2007. Desde 2010 es Supervisora Médica del proyecto Ojos del Sáhara.
Dr. Jesús Alonso Cabello, Licenciado en Medicina
por la Universidad de Sevilla en 2004. MIR Anestesiología y Reanimación
en HU Doce de Octubre (Madrid) (2005-2009). FEA Anestesiología H Infanta
Leonor (Madrid) (2009-2010). FEA Anestesiología Hospital Can Misses
(Ibiza) (2010-actualidad). Experiencia en cooperación: ONG Ojos del
mundo (2011), proyecto del Sáhara.
Ojos del mundo/ Ulls del mon
Ojos del mundo es una entidad sin ánimo de lucro que contribuye
a que las personas con deficiencias visuales y sin recursos económicos
de los países pobres puedan recibir atención oftalmológica de calidad por parte de sus servicios locales de salud y a crear las condiciones para disminuir la incidencia de las patologías oculares en cada territorio. Asimismo, sensibiliza a la opinión pública de nuestro entorno respecto a las deficiencias en la sanidad básica de aquellas zonas.
La Fundación se crea en julio de 2001 de la mano de Rafael Ribó y Borja Corcóstegui.
El embrión de este nacimiento comienza a tomar forma medio año antes, a
raíz de su viaje a los campamentos de refugiados saharauis de Argelia,
que tenía como objetivo conocer la situación del territorio. La precaria
situación sanitaria y las deficiencias visuales que sufre la población
local les alertan de la necesidad de crear una entidad que mejore estas
condiciones.
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