Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles.”
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles.”
Escuché una vez una historia sobre un joven saharaui. Eran finales de los sesenta, los pueblos del tercer mundo se rebelaban contra el yugo colonial: Cuba, Argelia, Mozambique, Nicaragua. Eran los tiempos del Che, de Fanon, de Patrick Lumumba, Nelson Mandela y los sandinistas. También de los Beatles y Jimmy Hendrix. Él estudiaba medicina en las Islas Canarias, no le faltaba mucho para alcanzar su meta y graduarse de Médico. Un día, no recuerdo bien como ni en que circunstancias, le llega la información de que al pueblo saharaui también le había llegado su hora de luchar por su emancipación. No creo que lo dudara mucho, abandonó su proyecto personal, sus estudios de Medicina y regresó a su tierra a unirse a aquellos jóvenes que emprendían el camino de la libertad para el pueblo saharaui, el Frente Polisario.
Llegaron los tiempos de la lucha armada. Con sus muchos o pocos conocimientos sobre medicina, al final sólo era un estudiante, y con pocos o ningún recurso, le tocó ir a la primera línea de combate. Luchó a la par que auxilió a cuantos compañeros lo necesitaron.
Luego con el dolor del exilio marchó a tierra prestada. Nunca dejó de dar sus servicios sanitarios a quién lo demandó. Cuentan, quienes lo vieron, que recorría a pie aquellos primeros campamentos con una mochilita a cuestas con algo de paracetamol y amoxicilina jaima por jaima.
Muchos años después, tuve el honor de conocerle. Mi trabajo con la ONG Médicos del Mundo España me llevó a los campamentos de Tindouf y encontré que Sidahmed Tayeb o Beri, como todo el mundo le conoce, era ya el Ministro de Salud de la R.A.S.D. Compartí con él 3 años completos de los 4 de su gestión. Y a pesar del tiempo, encontré en él a aquel joven tan comprometido con su pueblo y con su causa como en sus inicios. Honesto y trabajador. Coherente. Un hombre al que los cargos y jerarquías nunca lo alejaron de su esencia, de su gente. Un hombre dedicado en cuerpo y alma a la salud de los y las saharauis.
Ayer tuve la noticia que después de toda una vida dedicada a la salud del pueblo saharaui los vaivenes de la política llevan a Beri por otros caminos que no son los de la sanidad.
Quisiera humildemente rendir mi más sentido homenaje y respeto a él, por su entrega y humanidad, su responsabilidad histórica con su pueblo y con su causa, y todos sus años de incansable esfuerzo por la salud.
Un hombre que predica con el ejemplo.
Muchas Gracias,
Nicolás Dotta Ibañez (el argentino)Ex coordinador de Médicos del Mundo España.
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