La Tribuna firmada, hoy 23.01.13, en el diario "El País" por los ex-ministros Miguel Ángel Moratinos y Bernard Kouchner "Europa llega tarde al Sahel" pone sobre aviso de la conveniencia, por parte de los paises de la UE, de afrontar los problemas del norte de Africa, abordando políticas que pueden alterar significativamente el panorama regional y en cierta medida afectar de forma impredecible a la Población Saharaui y su reivindicación histórica de ejercicio del derecho a la autodeterminación.
Parece claro que el arraigo de grupos yihadistas y de delincuencia organizada en amplias zonas, descontroladas, del Sahel ha encendido las alarmas de las grandes potencias y muy especialmente de aquellas que tienen intereses mineros, industriales y comerciales en los paises limítrofes.
También parece que Argelia revaloriza, a ojos de dichas potencias, su posición tanto como principal proveedor de combustibles, como de país buen conocedor de los movimientos yihadistas y experimentado en la lucha antiterrorista.
Algunos paises de la Unión Europea, arrastrados por Francia, es previsible, que mas pronto que tarde, incorporen en sus agendas de Exteriores la revisión de sus políticas en el Magreb y países del Sahel y una mayor presencia en la zona, tratando de contribuir a su estabilizarción y que se mantenga bajo control.
A partir de aqui, se podría producir un insólito acercamiento entre Marruecos y Argelia de imprevisibles consecuencias para los refugiados saharauis; se podría presionar hasta "imponer" al Polisario una vía de "solución" al prolongado y consentido conflicto provocado por la ocupación ilegal de Marruecos del Sahara Occidental; y quizás lo mas importante, que además del despliegue de medios militares y policiales, se empiecen a abordar políticas tendentes al, dificil pero posible si se tratase de una gran operación, impulso al desarrollo económico, que podría mejorar las condiciones de vida de las distintas tribus y pueblos de la región.
Esto último, requiere: no solamente inversiones económicas, sino también, una mejor comprensión de las culturas y mentalidades, un debate ideológico tanto global, como local, con unas ciertas garantías de libertad, y la exigencia de una gobernanza bajo la exigencia de presupuestos básicos de libertad, respeto a los derechos humanos, transparencia, democracia y control judicial.
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